viernes, 30 de octubre de 2009

23 de octubre

Nuestro último día de Ruta en Tenerife comenzó con la ascensión en guagua a las Cañadas del Teide. Cogimos la carreteras de la Esperanza y cuando ganamos altura y dejamos abajo las nubes, se abrieron a nuestros ojos paisajes como los del Teide o la isla de Gran Canaria pero vista sobre el mar de nubes.


Nuestra primera parada fue en Izaña, en el Observatorio Astrofísico de Tenerife. Era una de las visitas estrella de la Ruta y no nos defraudó.

Estábamos a 2.400 metros sobre el nivel del mar y el sol cascaba lo suyo, así es que tuvimos que utilizar la crema solar para no quemarnos ya de par de mañana.

Sara, que fue nuestra anfitriona del grupo 1 en la visita, nos explicó cómo trabajan y con qué instrumental, tanto para la observación nocturna del cielo, como para el estudio del Sol. Los dos edificios grandes de las fotos son precisamente los telescopios solares más importantes del hemisferio norte.


Después de la visita nos hicimos una foto con nuestra guía y el Teide vigilante al fondo.


Al estar el observatorio dentro del Parque Nacional, las medidas de conservación y cuidado de plantas, piedras, paisaje... son extremas, de tal forma que cuando acaba la vida útil de uno de los telescopios, el país propietario tiene que desmantelarlo completamente y dejar el terreno de la misma forma y con las mismas plantas que estaban antes de la instalación.

Desde el Observatorio la vista del Teide es espectacular.

Tras hacer innumerables maniobras el chófer del autobús conseguimos salir del parking del observatorio y enfilamos hacia el Centro de interpretación del Parque Nacional "Las Cañadas del Teide".

Aquí no hubo tanta suerte y el guía que nos toco parecía que tenía las baterías ya gastadas y entre cada frase que decía hacía pausas en las que la mayoría se quedaba dormido o perdía el hilo. Ufff, qué rato más malo. Menos mal que estaba oscuro.

Tras la paliza en el centro de interpretación nos volvimos a desplazar con la guagua hasta los Roques y la llanura de Ucanca. Mientras íbamos con la guagua, una guía, con más temple que el anterior, nos fue contando, micrófono en mano, las distintas coladas de lava que se veían a derecha e izquierda de la carretera, la obsidiana, los malpaíses, las cenizas... y los colores distintos que señalan diferentes erupciones del Teide o del volcán primigenio que dio lugar a la isla de Tenerife.

En Los Roques también tuvimos que soportar las explicaciones del primer guía, que apareció como por encanto y que, a pleno sol, se empeñaba en que le hiciéramos preguntas. En fin...


Terminada la visita a las Cañadas del Teide fuimos a comer a un restaurante que está a la entrada del parque y después, por la carretera de La Orotava y con Los Realejos, Puerto de la Cruz, El Sauzal... volvimos a La Laguna donde disfrutamos de 3 horas libres para poder hacer las últimas fotos y compras. La ruta estaba llegando a su fin.

Continuará...

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