
El día 21 significaba nuestro final en Gran Canaria y el paso de isla, pero toda la jornada la realizamos en la primera isla.
El comienzo del día fue desayuno, hacer maletas, recoger habitaciones y prepararnos para abandonar nuestro primer hogar en Canarias.
Si todos los días teníamos la odisea de la cuesta y la cita con la guagua junto a la carretera general, a hoy hay que añadirle varios viajes de la miniguagua con maletas y más maletas desde las alturas de nuestra residencia hasta el reino de Óliver.
Filosofía Zen (ya sabéis: paz, tranquilidad, no estres), y con una horita de retraso nos ponemos rumbo al sur de la isla para visitar el Centro de Energías Renovables de Canarias.


Ahí vimos molinos de viento, paneles solares y otras experiencias en las que están trabajando para el aprovechamiento de la energía solar y del viento para así evitar el consumo de combustibles fósiles que son caros y contaminan.



Fue, con mucho, el sitio más desagradable que vistamos en Canarias. ¡Como para quejarnos después del estado de los baños de la residencia!
El olor era nauseabundo y allí estuvimos deambulando de piscina en piscina, de tratamiento de lodos a montón de inmundicias... pañuelo en mano tapando la nariz... y sí, al final salía un agua relativamente clara después de pasar por un proceso de ósmosis inversa que usan para el riego agrario.


Menos mal que entre "esto" y la comida pasaron un par de horas y un baño en la playa de Agaete.








Y a las 7 y cuarto, más o menos, llegamos al puerto de Santa Cruz, en Tenerife. Allí nos estaba esperando José Antonio, nuestro guía en Tenerife, junto con un autobús, para llevarnos a la residencia de La Laguna, que sería nuestra casa los siguientes dos días.

Continuará...
No hay comentarios:
Publicar un comentario