miércoles, 28 de octubre de 2009

21 de octubre


El día 21 significaba nuestro final en Gran Canaria y el paso de isla, pero toda la jornada la realizamos en la primera isla.

El comienzo del día fue desayuno, hacer maletas, recoger habitaciones y prepararnos para abandonar nuestro primer hogar en Canarias.

Si todos los días teníamos la odisea de la cuesta y la cita con la guagua junto a la carretera general, a hoy hay que añadirle varios viajes de la miniguagua con maletas y más maletas desde las alturas de nuestra residencia hasta el reino de Óliver.

Filosofía Zen (ya sabéis: paz, tranquilidad, no estres), y con una horita de retraso nos ponemos rumbo al sur de la isla para visitar el Centro de Energías Renovables de Canarias.


Ahí vimos molinos de viento, paneles solares y otras experiencias en las que están trabajando para el aprovechamiento de la energía solar y del viento para así evitar el consumo de combustibles fósiles que son caros y contaminan.

Todo lo que vimos fue muy interesante... pero la mañana nos deparaba otra sorpresa. Así, como por encanto, nos cambiaron la visita a una planta desaladora de agua de mar por la de una depuradora de agua.


Fue, con mucho, el sitio más desagradable que vistamos en Canarias. ¡Como para quejarnos después del estado de los baños de la residencia!

El olor era nauseabundo y allí estuvimos deambulando de piscina en piscina, de tratamiento de lodos a montón de inmundicias... pañuelo en mano tapando la nariz... y sí, al final salía un agua relativamente clara después de pasar por un proceso de ósmosis inversa que usan para el riego agrario.


Menos mal que entre "esto" y la comida pasaron un par de horas y un baño en la playa de Agaete.

En Agaete, precioso pueblo costero y ciudad natal de nuestro anfitrión Ángel, cominos y paseamos un rato antes de coger a las 6 el barco, un Fred Olsen, que en poco más de 1 hora nos llevaría hasta Tenerife.

En la travesía nos tocó ver, si el mareo lo permitió, un bonito atardecer como el de la siguiente foto.

Y a las 7 y cuarto, más o menos, llegamos al puerto de Santa Cruz, en Tenerife. Allí nos estaba esperando José Antonio, nuestro guía en Tenerife, junto con un autobús, para llevarnos a la residencia de La Laguna, que sería nuestra casa los siguientes dos días.

Llegamos, cenamos, repartimos habitaciones y...

Continuará...

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