jueves, 29 de octubre de 2009

22 de octubre

Después de una noche movidita, a la que vamos a correr un tupido, tupidísimo velo, nos enfrentamos a nuestra primera jornada en Tenerife.

Desayuno de 7 a 8, recoger habitaciones después y para las 8:30 todo el mundo preparado en la puerta de entrada.


En Tenerife la puntualidad fue máxima y cumplimos con el programa como un reloj suizo.

Esa mañana nos tocó visitar el Museo de la Naturaleza y el Hombre en Santa Cruz de Tenerife. Aquí, lo siento, pero no pude sacar fotos por un olvido, así es que echo mano de imágenes ajenas y de You Tube para ilustrar nuestro paso por él.



El museo se encuentra en uno de los barrios más bonitos y típicos de Santa Cruz, en el barrio del Cabo donde podemos ver la iglesia de la Concepción, la calle de la Noria o el mercado de Nuestra Sra. de África.


Dentro del museo hicimos también un taller de identificación de plantas de la laurisilva que después, en el monte de las Mercedes, tendríamos que poner en práctica.

Después de almorzar en el patio del museo nos trasladamos en guagua al monte de las Mercedes.


En el Centro de interpretación nos dio una charla un guía polifacético con más cosas en los bolsillos que el mago Tamariz


Y después nos fuimos de caminata entre el arbolado de la Laurisilva.


Al acabar el camino nos recogió la guagua y nos fuimos a la residencia a comer y descansar un poco, porque por la tarde teníamos sesión doble: Museo del Cosmos y Casco antiguo de La Laguna, que está reconocido como Patrimonio de la Humanidad.

El museo del Cosmos está en La Laguna y es parecido al Museo Elder, pero más pequeñito, aunque tenía un laberinto de espejos... que más de uno besó varias veces.


También nos echaron un programa de planetario y muchos aprovecharon parte del tiempo para reponer fuerzas y descansar en un rincón con unas máquinas de bebida y comida.


El mayor mérito de este museo es que, por fin, conseguimos sacarnos una foto todos los participantes de la Ruta: alumnado y profesorado.

Aquí estamos, en el exterior, junto a la gran antena parabólica, símbolo del museo.

Al acabar la visita nos recogió la guagua de nuevo y nos llevó al casco histórico de La Laguna.


Unas chicas de la oficina de turismo que estaba situada en una casa-palacio del siglo XVI nos llevaron por las calles más emblemáticas y nos fueron contando la historia de los edificios y de la vida en la ciudad.



Después de un rato de tiempo libre para callejear y explorar, volvimos a la residencia para la cenar, ducha, futbolín... y descansar hasta el día siguiente.

Continuará....

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